Puertos de Ribagorza 2019

Volver a pedalear los dos juntos, ese había sido nuestro objetivo el año anterior y este era volver a participar juntos en alguna marcha cicloturista.
Desde la Quebrantahuesos 2016 no compartía marcha cicloturista con mi padre, el culpable de que este dando pedales. Entre mi debut diabético en el 2017 y un problema de salud que le obligo a pasar por el quirófano a principios del 2018, no habíamos tenido ocasión de colgarnos un dorsal.
Nuestra vuelta fue en Graus, para la marcha cicloturista puertos de Ribagorza. Con un año mas de experiencia, la diabetes fue mas controlada. 
Los primeros kilómetros con un ritmo alto y en grandes grupos pasaron rápido, Carlos un nuevo integrante para nuestro particular pelotón ese día, nos iba avisando de que íbamos a un ritmo superior al suyo,que si se cortaba no lo esperáramos. Yo iba controlando la glucosa y al pasar el primer túnel , nos damos cuenta que no sigue nuestro ritmo. 


Casi sin darnos cuenta, los tres llegamos a Castejon de Sos, donde paramos a rellenar nuestros botellines de agua y afrontamos la primera subida de la jornada. Puerto conocido, donde si te regulas bien lo superas sin mas dificultad y llegaras al mejor avituallamiento, palabras de Germán, donde nos espera Eduardo siempre con una sonrisa y muchas cajas de galletas.


Al salir del avituallamiento, problemas... mi cala de la zapatilla derecha no quiere entrar en el pedal, lo intento y lo sigo intentando mientras bajo los primeros metros del puerto pero no entra. Me paro y al levantar el pie, veo que asoma el envoltorio de un Gummy. Lo he chafado y se ha pegado en todo el pedal, haciendo una masa pastosa y pringosa. Estamos un buen rato parados hasta que consigo limpiar la zapatilla, y retomamos la marcha. 
Llegamos a la base del puerto de Bonansa, donde nos esta esperando mi padre preocupado por nuestra tardanza. Empezamos el puerto y Germán acompaña nuestra pedaladas con el incesante tarareo de la famosa canción del oeste. 


Y aquí salimos los tres, casi sin poder pedalear por el ataque de risa que nos había generado mi padre y sus comentarios. Imaginaros la situación, alcanzamos a un hombre desconocido, al que empezó a hablarle mi padre. El hombre justo de fuerzas, solo le respondía con monosílabos, hasta que no pudo mas y le replicó pero como te voy a hablar , si no puedo casi ni pedalear. A lo que mi padre muy rápido y sin maldad ninguna, tranquilo que ya hablo yo. Único e inigualable.

Tras coronar el puerto y afrontar los primeros kilómetros de la bajada, que son mas complicados por el paso de los túneles y alguna curva complicada, llegamos a Santa Maria de Obarra, pero la meteorología decidió que ese día no teníamos que disfrutar de la panorámica del monasterio y nos cayo un breve pero intenso chaparrón. 
Seguimos circulando a orillas del Isabena, a buen ritmo y haciendo pequeños grupos, hasta que al pasar Capella, la lluvia decidió que quería acompañarnos en el ultimo tramo de la marcha e hizo que llegáramos a la meta de Graus, empapados pero felices. 


0 comentarios :

Publicar un comentario

 

Blogs Recomendables

Entrenamientos