Un año mas tarde, pero con la misma ilusión o mas que el año anterior, fuimos a Sabiñanigo para resarcirnos y compensar el mal sabor de boca que nos dejo el incidente del año anterior. Después de despedirnos de mi padre y de Carlos (ellos iban a la Treparriscos, donde mi padre le hizo de fiel y entregado gregario), nos fuimos a la linea de salida. Este año no eramos los últimos y estuvimos acompañados por Guillaume y Raul.
Tomamos la salida y sorpresa, veo a Yoli Hellin animándonos. Continuamos con nuestro grupo y antes de llegar a la rotonda de entrada a la autovía, veo un ciclista con los colores del DT1, Beto Cruz ya la ha liado.
Seguimos avanzando en grandes grupos por la autovía, Beto nos alcanza, ha sido un pinchazo pero ya esta solucionado, después de intercambiar unas cuantas frases, acelera y se va con un grupo que va mas deprisa que nosotros. El paso por Jaca siempre es especial, mucha gente animando y eso te pone la piel de gallina. En los primeros metros del puerto paro y me quito el chubasquero/cortavientos y aprovecho para mirar la glucosa, todo en orden.
Seguimos ascendiendo, miro continuamente el reloj, este año han adelantado el corte en el Somport 15 minutos y saliendo 1h10 mas tarde que los primeros, vamos a ir justos de tiempo. Cuando nos acercamos al avituallamiento, como Germán va mas ligero le digo que se adelante, rellene los botellines de agua y ya me alcanza, comida tenemos suficiente. Pasamos el avituallamiento, y oigo unos gritos, venga Bruis, vamos Germán!!!. Lorena y Carlos nos han identificado entre todos los ciclistas, les chocamos la mano y aceleramos, porque el corte esta cerca. Adelantamos a ciclistas y ciclistas, pasamos la banda de tiempo que esta en la cima y nos ladeamos para ponernos el chubasquero. En ese mismo instante un guardia civil nos pide que pasemos la visera, porque van a cerrar el corte. Salvados por los pelos.
Otra vez vuelvo a ser final de carrera en una quebrantahuesos, parece que le haya cogido el gusto. Descendemos mas rápidos que el año pasado y sin dejarnos fuerzas en los llanos antes del Marie Blanque, llegamos al avituallamiento del inicio. Cargamos de reservas de agua, damos las gracias y para arriba. Un aspecto curioso de la diabetes es el sudor, antes de tenerla tan apenas notaba el sudor en los ojos, pues este año tuve que parar dos veces subiendo el Marie Blanque porque el sudor ácido en los ojos me impedía ver. Coronamos y pasando por delante de una de mis capillas favoritas del mundo del ciclismo, nos dirigimos al avituallamiento. Allí una voluntaria, con diabetes, me da las gracias por demostrar que con diabetes podemos seguir haciendo retos como este, que grandes son los voluntarios.
Descenso rápido y sorpresa, viento de norte que nos lleva en volandas hasta Laruns. Ahí empieza lo duro de la quebrantahuesos, el interminable Portalet. Nosotros siempre lo partimos en tres. Hasta el primer avituallamiento liquido, hasta el segundo avituallamiento y ya cima. Mentalmente es mas sencillo afrontarlo en trozos que no entero. Este año las primeras dos partes iba bien de piernas y a un ritmo ligero, asi que pasado el segundo avituallamiento, le dimos un punto mas de velocidad al motor y por las viseras pasamos casi sin enterarnos.
En la cima tira de glucosa, todo en orden y bajamos hasta el avituallamiento. Este año no nos pasara lo del anterior, cargamos de agua y nos vamos. Ya nos dicen que Hoz de Jaca no pasaremos, que lo acaban de cortar. Así que a bloque hacia abajo.
Biescas nunca defrauda y siempre espera a los últimos como si fueran los primeros. En ese momento pienso en mi padre y Carlos, si sabrán por donde vamos y como les habrá ido. En esos largos llanos y rectas antes de afrontar Cartirana vamos en grupos grandes, disfrutando de los aplausos y ánimos de la gente. Curva a la derecha, y a gastar los ultimas unidades de energía. Ya estamos por dentro de Sabiñanigo, camino de la meta y disfrutando del calor del publico.
Curva a la izquierda, y oigo a mi padre gritar Bruis! Germán! . Desde el lado izquierdo de las vallas junto a Carlos. Cruzamos la linea de meta y nos abrazamos, tercera quebrantahuesos al bolsillo del maillot, y se me sigue poniendo un nudo en la garganta que me impide hablar y no puedo parar de sonreír. Esta vez si que nos vamos a por nuestras medallas, un buen bocadillo de panceta y el helado de postre.
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