Aquí os dejo un articulo de Dori Ruano, publicado en la pagina web Juegos Olímpicos Río 2016 sobre la igualdad en el deporte, espero que os invite a la reflexión :
Cuando miro de reojo al pasado, me veo a mí misma en mi casa, en un pequeño pueblecito de Salamanca (Villamayor), vistiéndome de ciclista para salir a entrenar. Una vez “disfrazada”, los miedos y los temores a los rumores de la gente de mi pueblo hacen que mi salida de Villamayor sea lo más rápida posible y siempre por la puerta de atrás, es decir, evitando la carretera principal para no ofrecer a los vecinos y a los otros jóvenes motivo de mofas y de risas.
Han pasado 25 años, estamos en el siglo XXI, y todavía muchas mujeres y muchas chicas jóvenes sienten esos miedos. Me pregunto qué estamos haciendo mal. ¿Tan poco ha evolucionado la sociedad para que todavía muchas mujeres no se sientan cómodas a la hora de ponerse unas mallas, unos culotes y salir a la carretera para hacer unos kilómetros?
Es cierto que todavía existe un freno cultural en muchos lugares de España que hace que la mujer sea reticente a la hora de practicar deporte, pero lo que más me preocupa es el freno educativo que encontramos todavía en los colegios y en los hogares españoles, donde el practicar deportes como el fútbol o como el ciclismo es “cosa de chicos”, y lo normal es que a las chicas las apunten o bien a natación, o bien a gimnasia rítmica, mientras que a los chicos los inscriben en fútbol.
Mi experiencia y mi contacto diario con los adolescentes (actualmente soy la directora técnica de una escuela de ciclismo con alumnado de ambos sexos) me hacen tener una visión muy cercana al problema de la igualdad en el deporte. A las chicas no les cuesta más apuntarse a montar en bicicleta que a los chicos; en la mayoría de los casos son los padres y las madres los que les inculcan los miedos y las preocupaciones del riesgo que este deporte conlleva. Además, aunque nos parezca extraño, muchos profesores de educación física todavía siguen separando a las chicas de los chicos en las clases: los unos, a jugar al fútbol, y las otras, a voleibol o a baloncesto. Es obvio que las condiciones fisiológicas de las mujeres y de los hombres son diferentes, pero la capacidad de sufrimiento y el esfuerzo son los mismos en ambos casos.
En muchas competiciones (sobre todo, de ciclismo) y marchas cicloturistas, la presencia de la mujer es mínima, y los premios y regalos que se otorgan son menores que los destinados a los hombres o, en muchos casos, incluso inexistentes. Mi lucha por la igualdad de sexos me hace tener que pelearme con muchos federativos u organizadores de pruebas por tal motivo, y la única explicación que me ofrecen es que “hay menos mujeres”, a lo que mi respuesta (o, más bien, mi pregunta) es la siguiente: ¿las chicas que han participado no sufren? ¿No se han esforzado? ¿Acaso tienen ellas la culpa de que el resto de chicas no haya ido a participar? ¿Es posible que los culpables de que no lo hayan hecho sean los organizadores, que no les otorgan un trato igualitario?
Organizadores, técnicos, dirigentes y federativos buscan respuestas a la falta de participación femenina en el deporte, y casi siempre acaban ofreciendo las más fáciles: “es que las mujeres son menos competitivas”, “es que las chicas se esfuerzan menos”… Justificaciones absurdas, que carecen de lógica y de una explicación convincente. Sólo tenemos que irnos a Centroeuropa, Australia o América y ver el índice de participación femenina en una carrera popular (como puede ser una maratón) o una prueba de ciclismo.
Se pueden buscar culpables de la desigualdad del deporte femenino, pero todos somos responsables de que la igualdad en la sociedad, en el sistema educativo y en los hogares vaya materializándose. En este sentido, somos nosotras -las mujeres- las que tenemos que empezar, participando y dejando nuestros “miedos” y “vergüenzas” de lado, y aportando nuestro granito de arena para ir construyendo el camino hacia la igualdad con paciencia y con paso firme; tarea ésta a la que los estamentos públicos, dirigentes y técnicos deberían ir sumándose.
La educación y el deporte deberían estar unidos como pieza clave en el fomento de la igualdad, para así poder aprovechar todos los valores que aquel le aporta a la persona. En estos últimos años, el deporte femenino está dando muchos éxitos al panorama deportivo general español. Dichos logros deberían ser aprovechados tanto por las instituciones como por la prensa para cambiar el rumbo de la situación actual. Gracias a lo conseguido por nuestras deportistas, muchas mujeres que nunca habían hecho deporte se sienten ahora identificadas con ellas, y comienzan a dejar los prejuicios, echándose a la calle a correr, a montar en bicicleta o a realizar otras clases de ejercicio, lo cual las lleva a abordar la educación de sus hijos en valores de igualdad. Por eso, cada día, cuando leo la prensa y veo una victoria de una deportista española o cuando salgo a correr o a montar en bicicleta y me encuentro con una chica, me sonrío y me digo a mi misma: “algo está cambiando. Entre todos podemos conseguirlo”.
También dejo esta frase que leí por una red social y que invita a reflexión: “Cuidado con los miedos, les encanta robar sueños”.
Dori Ruano Sanchón (Ex Ciclista Profesional)
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